“¿De qué estamos corriendo?”

Porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará; los malvados, en cambio, se hundirán en la desgracia.”  (Mishlei 24:16).

Esta Parashá comienza y termina con una huida, pero ¿quién huye? ¿de qué y de quién huye? Yaakov siendo un hijo protegido, criado en casa, ya con 63 años, aún no había, como decimos en nuestro país: “sentado cabeza”, es decir, haber dejado la casa de sus padres e independizarse como un adulto.

Leemos que Yaakov sale de Beersheva (בְּאֵר שֶׁבַע). Beer, significa un pozo, y representa el conocimiento de la Torá y Sheva, que significa siete o juramento, representa la plenitud o lo completo de la realidad o del mundo natural, lo que da una idea que Yaakov estaba en un lugar de plenitud y abundancia, y nos enseña la Torá que se dirigirá a Harán, a un lugar que era espiritualmente bajo, Harán (חָרָן)significa “reseco”, es decir, que ahora como consecuencia de sus acciones debe enfrentarse a un mundo distinto, uno más bajo al entorno en el que había sido criado, iría a un lugar con carencias. Me he puesto a pensar si realmente Yaakov al ejercer su libre albedrío pudo haber evitado la jornada de vida que tuvo, o si hubiese hecho las cosas correctamente hubiera obtenido las bendiciones del Cielo sin sufrir tanto, obviamente no lo sabemos, pero lo que si sabemos que el Yaakov que había recibido las promesas de las bendiciones aún no estaba listo para asumirlas y Dios permitió que viviera estas situaciones para que esté listo en el mundo físico como en el plano espiritual para ejercer dominio sobre estas bendiciones.

Esto me trae a colación que nosotros debemos estar preparados para recibir las bendiciones del Cielo, como contaba en anécdota nuestro RANEBI, ¿cuántos millonarios que han ganado la lotería quedan más pobres luego de ganarla? Dios deseaba cumplir a través de Yaakov la promesa hecha a Abraham e Isaac, sin embargo, si Yaakov recibía las “bendiciones” podría haber terminado su vida como estas personas que ganan la lotería y nunca cultivaron su mente y alma para administrar dichas bendiciones.

Es por ello, que el siguiente paso de Yaakov es que se encuentra en un “lugar” y sueña (C.28 V.11-12) y vemos algunas cosas interesantes de este episodio y sueño, primero, sueña, es decir, recibe un mensaje Divino a través de la pérdida de su tono cortical óptimo o pérdida de la consciencia, es decir, dejar de percibir la realidad con los sentidos. ¿Cuántos de nosotros debemos “apagarnos” para reconectarnos con el Creador? Segundo, existe una escalera que actúa como un vehículo que conecta los niveles superiores e inferiores, es decir, nuestro mundo físico con el mundo espiritual, en psicología este vehículo es la amígdala. Tercero, esta escalera está anclada en la tierra y su extremo superior llega al Cielo, pero no se ancla o sostiene en lo alto, y considerando que el peso de una escalera es mayor al peso de la atmósfera) podemos concluir que esta escalera rompe las leyes de la física en donde se presume que existen dos apoyos. ¡Necesitamos el anclaje del mundo físico, trabajo, comida, casa, etc. pero si no se ancla este mundo físico al Cielo (Dios) se cae esta escalera! Cuarto, aparecen unos malajim, que no necesariamente son los seres espirituales, si nos detenemos a pensar, ¿un ángel requiere de una escalera? Realmente estos son enviados o mensajeros de Dios. Y quinto, los malajim suben y bajan. 

Cuando aplicamos estos versos a nuestra vida, desconectarnos, tener un vehículo de conexión, que a mi interpretar se puede manifestar en forma de plegarias, el estudio de la Torá o en buenas acciones, logramos conectar el mundo físico al mundo espiritual, y nos eleva, como cuando Moshé que era un Malach subió al Sinay y descendió con la Torá, y al elevarnos, se logra que la Shejiná se manifieste a nosotros, porque leemos en el V.13 “y he aquí que el Eterno estaba a su lado”. Nótese, que hasta este momento Yaakov se percató que el Eterno estaba a su lado, pero si leemos detenidamente, el Eterno siempre estuvo allí. Cuando se manifiesta el Eterno, nos habla y se nos revela. En esta oportunidad le declara a Yaakov la reafirmación de la promesa a sus padres referente a la tierra, la formación de una nación, convertir a sus descendientes en bendición a las naciones de la tierra, y la transformación de Yaakov para ser un hombre meritorio de las bendiciones del Cielo, dice el V. 28:15 “Y he aquí que Yo estoy contigo, y te guardaré dondequiera que anduvieres, y te haré volver a esta tierra; porque no te abandonaré hasta que haya cumplido lo que te he hablado.”

Inmediatamente Yaakov retorna a su consciencia, pues despierta, y hace una declaración muy profunda: “¡Ciertamente el Eterno está en este lugar, y yo no lo sabía!” (28:16). Cuando no estamos despiertos espiritualmente vagamos por el mundo sin saber que el Eterno está en este lugar, nos volvemos ignorantes y no nos percatamos de la Presencia constante del Creador. El lugar donde estaba se llamaba Luz, en español Luz nos da una mejor idea de que es un lugar donde existe iluminación o fuente de una energía especial. Luego dirán los jajamim que este lugar es Moriah, en donde se construirá el Templo en el futuro. 

Esta experiencia marca a Yaakov, y despierta su ser espiritual y lo prepara para salir de Eretz Israel hacia Harán, y pasarán 20 años para que retorne a la tierra de Israel, 20 años en donde fue engañado, tuvo falencias económicas y de relaciones con otras personas, donde tuvo que aprender a trabajar por su bendición, y a conectar su ser espiritual con su ser material, pero a pesar de todo lo que vivió, leemos que se cumplió la promesa de Dios, jamás lo abandonó, lo guardó, estuvo con él, y lo hizo volver a Israel. 

En estos últimos días, han sido días de prueba para muchas personas en la comunidad referente a salud, familia o condiciones económicas, sin embargo, en este Shabbat quisiera que se desconectarán de sus sentidos, Yaakov estaba huyendo de sí mismo, del odio de su hermano, de la vergüenza por haber engañado a su padre y demás familia, de no asumir sus responsabilidades, pero era necesario recibir una medicina con el mismo mal que había dado en el pasado, y que actuara como una vacuna, para superarse y crecer. ¿Seguiremos huyendo? ¿Hasta cuando nos percataremos que el Eterno siempre esta a nuestro lado? ¿Seremos estos ángeles que suben y descienden a este mundo para traer bendición a quienes nos rodean? Recordemos, que el justo puede caer, pero el justo no se queda en el suelo, se levanta. 

¡Shabbat Shalom!

Mauricio Quintero