27 Iyar 5782

Para escuchar el mensaje grabado: https://youtu.be/AkPfw7OEQyQ

¿Porqué me acerco a Dios? 

Mientras intento ver hacia atrás y sacar una conclusión del libro de Vayikrá, cada vez más me asombra ver cómo la Torá hila diferentes temas con un fin único: Mantener el pacto de Di´s con su pueblo vigente. 

Terminamos el libro de Shemot con el Eterno oculto a causa de los errores cometidos por Israel, una nación recién parida de Mitzraim, es decir, que había nacido de la estrechez provocada por la angustia de la esclavitud, de la incapacidad de hacerse responsables de sus actos ya que habían perdido la voluntad para decidir. Y desde esa nube de ocultamiento, iniciamos este libro, Vayikrá, “Y llamó”. 

Al alejarnos de las líneas puntaleares de cada porción de este libro, podemos observar que el Eterno crea un “antídoto” para que podamos superar los errores del pasado, y prepararnos para renovar su Pacto con nosotros. Este antídoto implica nuestras áreas visibles y nuestras áreas que los demás no pueden ver: La santidad. 

Iniciamos con una premisa base: “Dios quiere habitar en medio de nosotros” (Shemot 25:8, 29:45-46; Vaykirá 26:12; Bamidbar 35:34), y es tanto su Amor hacia su pueblo, que a diferencia de otras culturas y religiones conocidas, nuestro Dios quiere interactuar con nosotros, y nos enseña cómo hacer “korbanots” o cómo “acercarnos” adecuadamente a Él, ya que Dios no se aleja de nosotros, sino que nosotros nos alejamos de Él voluntariamente, y como dice Jeremías 29:13 “Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo su corazón” con el objetivo de encontrar la vida como dice Amós 5:4 “Búsquenme y vivirán”. 

Una vez nos acercamos a Hashem, siendo un padre tan amoroso nos da un “protocolo de vida” para estar continuamente aptos o presentables delante de Él. Si bien es cierto, Vayikrá es un libro llamado por nuestros sabios como Torat Kohanim, la enseñanza de los sacerdotes, me parece que no sólo se limita a esta tribu física las instrucciones recibidas en este libro, sino que incluye también a todo Israel, ya que en la Torá indistintamente de cuál es nuestro origen, dice Shemot 19:6 “seremos para el Eterno una nación santa y un reino de sacerdotes”, por lo que estas instrucciones descritas en este libro son aplicables a toda la casa de Israel. Es acá en donde empieza una especie, diría, de crescendo espiritual para subir distintos niveles de madurez, los cuales no son teóricos, son muy prácticos. 

Primero, comienza por algo muy interno, las intenciones. ¿porqué me acerco a Dios? ¿para que el habite en medio de mí o para sacar un favor? No existirían excusas de por qué no acercarse a Dios, todos los Korbanot son extremadamente inclusivos, desde un punto de vista social ya que participaban desde el más pobre hasta el más poderoso, líderes, sacerdotes o ricos, todos eran iguales ante el Eterno; también inclusivos porque respetan a la dignidad humana, ya que sólo quien se presentaba ante el Eterno sabría si se presentaba por un error cometido o si era por un agradecimiento; Inclusivo económicamente, porque habían ofrendas de costo bajo así como muy costosas. Si observamos, todo estaba diseñado para que cualquiera que quisiera acercarse al Eterno lo hiciera por la razón que fuera, dentro de las cuales encontramos agradecer, culpabilidad, cometer errores, pedir absolución, celebrar en familia, o sólo por el simple deseo de ofrecer algo al Eterno.   

Segundo, la importancia de acercarse con reverencia y respeto correspondiente delante del Eterno, vemos que no existe una diferencia entre el pueblo común y los oficiantes del culto (sacerdotes) al haber perecido los hijos de Aaron. Lo cual a diferencia de otros cultos en donde el pueblo era sacrificado para “apaciguar a los dioses”. En este libro el Eterno deja claro que no es la posición lo que nos permite quedar vivos delante de su Presencia, sino que es nuestra intención y nuestra actitud hacia Él lo que produce vida. 

Tercero, nos da instrucciones sobre cómo vivir la santidad de manera práctica, y se vive en nuestra manera de alimentarnos; mantener la pureza al no estar en contacto con los muertos o emitir fluidos; santificar nuestra lengua (lashon hará) para evitar el tzaraat; santificar nuestras relaciones familiares y con vecinos (en áreas sexuales, idolatría, cuidar nuestro cuerpo, ejercer justicia, forma de vestirnos); santidad en el matrimonio al escoger con quién nos casamos; santidad en lo que ofrecemos como ofrenda al Eterno; santificación de nuestro tiempo (Shabbat, Pesaj, Shavuot, Rosh Hashaná, Yom Kippur, Sucot); santificación en los negocios, relaciones laborales y economía (Yovel, Shemitá, pago de salarios, no a la esclavitud, otorgamiento de préstamos, diezmos, ofrendas, etc.); santificación en nuestro culto a Dios (no a otro tipo de idolatría, brujería, respeto al Eterno).  

Y es así como llegamos a una cuarta parte, que es esta porción de Bejukotai. Hasta ahora se han hablado de leyes con cierta lógica del porqué seguirlas, ahora, nos presenta los jukkim, estatuos, los cuales ponen a prueba a nuestra mente, ya que deben ser seguidos por Bitajón, así como obedecemos a nuestros padres confiando en que ellos velan por nuestro bien y tenemos esta confianza de que sus órdenes es lo mejor para nosotros. Cuando logramos depositar nuestros temores, dudas, angustias y desconfianza en Sus Manos, entonces vemos que su Salvación aparece, como dice Tehillim 9: 10 “En ti confían los que conocen tu Nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan”. 

En esta porción vemos las consecuencias y las advertencias de lo que sucederá (Tojejá) si obedecemos y si desobedecemos. ¿porqué es tan explícito sobre las consecuencias a la desobediencia? Porque Dios no desea que suframos por nuestros actos y por ello es bien especifico de las consecuencias de no escuchar Su voz. Me llama la atención el capítulo 26:21 “Y si me tratáis como casualidad, y no queréis escucharme, añadiré siete castigos correspondientes a vuestros pecados”. En lo personal, esto me causó un gran impacto, porque la palabra casual (קֶרִי -Keri-) se refiere a algo que lo vemos como algo común, como una preocupación temporal, con desprecio. Y es acá en dónde comienza el problema, acostumbrarnos y pensar de que Dios “siempre estará en algún lugar para mí”, cuando lo dejamos de verlo realmente como nuestro Eterno, como nuestro Boré Olam y Dios ahora se convierte en un “servidor utilitario”. Me parece que un asesino y negador de la existencia del Eterno no llegó a dicho estado de un momento a otro, pero al observar su vida, potencialmente cuando eliminó de su vida el Temor al Cielo, es cuando inicio su declive como ser humano. Por ello, cuando dejamos de ver al Eterno como nuestro Dios, y lo hacemos como un “algo más” de la lista a cumplir en la semana, iniciamos un declive espiritual, moral y físico. 

El profeta Jeremías es claro en decir: “Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él” (17:7) porque no temerá, no se angustiará y será fructífero. Cierro con la oración de Jeremías 17:14 “Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza”. Algunos de los que escuchan o leen este mensaje necesitan de la salvación del Eterno en un área, física, económica, laboral, judicial, familiar, de sentido de la vida, o de integridad de sus vidas por peligros a su alrededor; otros requieren sanidad en su alma por emociones, traumas, pérdidas o dolores profundos que afectan sus vidas, relaciones interpersonales y familiares, o ser sanados de sus cuerpos por cualquier enfermedad crónica o recientemente detectada. No digo que existe una fórmula mágica para resolver todos los problemas, y quizá estos problemas no sean reversibles, pero como en cierta oportunidad me dijo el Rabino Percy: “no es lo mismo sufrir con el Eterno, que sufrir sin el Eterno, porque en uno hay esperanza y se encuentra la paz, en el otro caso sólo hay desesperanza y soledad”. Tehilim 34:4 dice: “Busqué al Señor, y él me escuchó, y me libró de todos mis temores”, no importa cuál es el nombre de tu temor, Dios te librará de ellos, búscalo, obedece sus mandamientos (incluso si no tiene sentido lógico hacerlo en el corto plazo, desafía a tu “conocimiento cognitivo”) y tendremos vida. Dios quiere renovar su pacto con todos para que “El sea nuestro Dios y nosotros su Pueblo, y así, ser bendición a las naciones de la Tierra”, y esto se logra a través de vivir su Torá y obedecer sus palabras. 

Jazak jazak, venitjazek Sé fuerte! Sé fuerte! Sé fortalecido!

¡Shabbat Shalom!