6 Shevat 5783

¿Hasta cuándo nos humillaremos delante de Él

Dice Mishlei 3:34 “El Señor se burla de los escarnecedores, pero muestra su favor a los humildes.” Hoy en día fruto de la arrogancia la humanidad ha caído en una desorientación muy profunda sobre su rol en el mundo actual. Parece que nos alimentan día a día de que somos súper humanos, que merecemos mejores empleos por el simple hecho que nos contratan a nosotros, que sin esfuerzo nos deben de ofrecer la sociedad mejores condiciones de vida (lujos), etc. lamentablemente observo que no alimentan a nuestras almas a fin de encontrar propósitos en la vida, lo que genera un desbalance entre el ser humano físico (Adam) y el hombre que es semejanza del Eterno (espiritual).

En Shemot 10:3 a través de sus siervos Moshé y Aaron pregunta el Eterno a Paró: “¿Hasta cuándo rehusarás (ejercicio de la voluntad) humillarte delante de Mí?”. Cada vez que leo las distintas preguntas de Dios en la Torá o en los escritos, no son tan simples como aparentan ser, son muy profundas de hecho. Ya habían pasado 7 plagas previamente: Primero, la conversión del agua en sangre con hedor impidiendo beber agua en todo Egipto (generando sed Ex. 7:14-24); segundo, la aparición de las ranas generando una locura social (Ex. 7:25-8:15); tercero, la presencia de piojos o jejenes, afectando la salud física-mental de la sociedad (Ex. 8:12-19); cuarta, la aparición de un “arob – עָרוֹב-” en forma de moscas o animales salvajes (Ex. 8:16-32); quinta, la muerte del ganado, poniendo en riesgo el sustento de carne, leche y agro porque los animales eran las máquinas para el arado (Ex. 9:1-7); sexta, la aparición de forúnculos y pústulas en los hombres y en los animales (Ex.9:8-12); séptima, la llegada de una tormenta de granizo, relámpagos y fuego (Ex. 9:13-35). En un inicio, Paró se había puesto delante del Eterno, preguntando en Shemot 5:2 “Y dijo el Faraón: ¿Quién es el Eterno para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? No conozco al Eterno, ni tampoco dejaré ir a Israel.”

De acuerdo con los sabios en diferentes midrashim, indican que las plagas tenían dos objetivos: Primero demostrar que Hashem está por encima de cualquier creación, sea este animal, elementos, estrellas, sol, luna, ¡hasta el mismo hombre!; segundo, hay interpretaciones como la del rab Yaakov Menken en que observan un Midat Kenegued Midat (Medida por Medida) en las plagas (makot מכות), en dónde los Egipcios están pagando el mal hecho a Israel. Por ejemplo, en la plague de la muerte de los primogénitos se entiende que fue a consecuencia del asesinato de los niños en el Nilo relatado previamente; La plaga de la oscuridad se les entregó porque oscurecieron los ojos de Israel con tristeza y fatiga; y en la plaga de la invasión extrema de langostas, les generó ruinas en sus producciones agrícolas a las que no tenían derecho a gozar porque obligaron a los israelitas a cultivar campos ajenos, cuidar los granos y los árboles, por lo que sus frutos fueron afectados.

Vemos entonces, ¿cómo es que Paró se vuelve tan duro? ¿tan arrogante? ¿cómo descendió a este nivel? Creo que al leerlo en hebreo veremos algunas cosas interesantes en Shemot 5:2: Vayomer Par’oh mi Adonay asher eshma bekolo leshalaj et-Yisra’el lo yadati et-Adonay vegam et-Yisra’el lo ashale’aj. וַיֹּאמֶר פַּרְעֹה–מִי יְהוָה אֲשֶׁר אֶשְׁמַע בְּקֹלוֹ, לְשַׁלַּח אֶת-יִשְׂרָאֵל:  לֹא יָדַעְתִּי אֶת-יְהוָה, וְגַם אֶת-יִשְׂרָאֵל לֹא אֲשַׁלֵּחַ. : ¿Quién es el Eternopara que yo oiga su voz y deje ir a Israel? No conozco al Eterno, ni tampoco dejaré ir a Israel.”

Este comportamiento de Paró es claro si lo pudiésemos poner en una fórmula matemática lo dicho en este verso: “Conocer al Eterno es igual a oír su voz y actuar en consonancia a su Voz”. La palabra que nuestro RANEBI nos enseñó de “yodea” es clara, cuando dice “lo yadati:  לֹא יָדַעְתִּי, “no conozco”. Esta frase puede entenderse en diferentes niveles: una persona no puede conocer a Dios porque jamás ha escuchado de Él; otro porque puede tener un nivel de consciencia bien mínimo acerca de Dios pero no tengo una relación o interés por Él. Cuando iniciamos una relación con el Eterno, uno comienza a conocerle, y al relacionarme con Él a través de una lectura, una plegaria, una acción de bondad hacia otro, a través del agradecimiento o simplemente a través de un pensamiento de amor hacia Él, comienzo a amarlo y a interrelacionarme con Él.

Paró, es la ejemplificación del hombre que se cree un “dios”. De hecho, él iba al río Nilo a hacer sus necesidades fisiológicas muy temprano según algunos midrashim para que no le vieran una “cualidad humana”. El debía mostrarse todo el tiempo perfecto, un dios, nadie podía contradecirlo, nadie podía estar arriba de él, y nadie debía ordenarle qué hacer. Si sumamos a esta conducta y pensamiento la alimentación constante a su ego humano de parte de sus padres, tutores, amigos, familiares, personas de la corte y sociedad en general, ¡cuánta levadura tendría Paró a la edad en que se presentó Moshé delante de él! Se estaba presentando delante de él un prófugo, hijo de esclavos y traidor de Egipto, su imperio, claro su ego hizo que se endureciera su corazón hacia el mensaje traído por Moshé y Aaron.

Este comportamiento de Paró generó una lucha de poder, porque expone a Paró como un simple hombre delante de su pueblo, de las naciones y delante de sus esclavos que era la base económica de su imperio, ¿cómo dejaría ir libre a sus esclavos? ¿quién asumiría los costos reales de su riqueza? ¿cómo su corte que incluye a magia oculta se dejaría ser expuesta ante el pueblo para perder su casta y estatus? Era mucho lo que estaba en juego. Rav Avi Geller menciona de Najmanides que los egipcios tenían esta escuela de pensamiento: Negar al Creador al decir que el mundo es infinito; Que al Creador no le interesa nuestro mundo; Qu el Creador no puede cambiar las leyes de la naturaleza; Y por último, negaban la profecía, porque, ¿cómo Dios se digna a comunicarse con un ser humano siendo inferior a Él? Dios viene entonces a demostrar lo que dijo en Shemot 6:1 “Y dijo el Eterno a Moisés: Ahora verás lo que voy a hacer al Faraón, porque con poder fuerte él los dejará ir, y con poder fuerte los echará de su tierra”. Leí una expresión que parafraseo, ¿qué tan fuerte es tu Dios Moshé que necesita venir a pedirme permiso para dejar ir a su pueblo?

Con este patrón de pensamiento totalmente ciego, lo que hace el Eterno es que le dobla la voluntad a Paró y lo que dijo que jamás haría, lo hará. Siguiendo la idea del Rav Gueller dice que se demostró que Dios creó el mundo, que a Dios le importan nuestros actos (“deja ir a mi pueblo”), que Dios controla las leyes naturales y no está suscrito a ellas, y que Dios se comunica con los hombres a través de profetas como Moshé.

Retornemos entonces a nuestra porción, Dios, luego de poner Egipto en contra del Paró, él y su corte se endurecen, y Dios le quita la oportunidad de hacer Teshuvá, ¿por qué? Porque hacer Teshuvá requiere de un componente alto de humildad. Sin la humildad para reconocer nuestros errores, y desear ajustarnos para modificar nuestro YO en formas de patrones de conducta, pensamiento y traducirlos en acciones concretas, es imposible salir de lo que nos “aprieta” (“mitzraim”) o nos “estrecha” en la vida. Tampoco debemos de engañarnos en la ilusión de una falsa humildad, en donde ahora el hombre que antes se engrandecía en vociferar a todo el mundo ¿quién es Dios? Ahora pide a Moshé “reza por mí” o “puedes tener mi permiso para ir a servir a tu Dios”. Es castellano existe un dicho que dice “tiene lágrimas de cocodrilo” para expresar una idea usada desde hace siglos para señalar en forma de metáfora a un hipócrita.

Estos destellos de Paró son un falso arrepentimiento, es como cuando a un borracho le detectan cirrosis, a una persona comelona le detectan diabetes o a un violador le decretan cárcel. En estas situaciones existen angustias que  la persona genera un mecanismo de defensa de “falso arrepentimiento” para salir de su problema o tratar de “alinear las estrellas” con el fin de que Hashem pase por alto su error a fin de seguir cometiéndolo en el futuro, pero la solución no es eliminar esta molestia temporal, porque al quitarla retornan al mismo estado en donde la culpa no les deja vivir tranquilamente, la solución es reconocer el error, ir (Bo בֹּא) al lugar de origen para remembrar lo que generó mi comportamiento, sentir amargura por mi comportamiento, retornar al creador (Teshuvá) y con ello iniciar una relación para conocer al Eterno.

Nuestra porción cierra con dos elementos que se usan para Pesaj, la Matza y el Maror, La Matzá es un pan que no tiene levadura, es decir, tiene poco del YO, lo contrario del Paró. Maror nos recuerda lo amarga que ha sido la vida sin el Eterno, sin su cobertura, y cuando lo recordamos con humildad, viene la salvación del Eterno (Pesaj). De hecho, cuando Israel se salvó del “destructor”, realmente, su clave fue oír y obedecer al Eterno, a pesar de que es un juk que me manden la orden que para salvar mi vida debo hacer ciertas ideas ilógicas como el maror, poner sangre en los dinteles de las puertas o comer matza.

Hoy en día, necesitamos desear conocer al Eterno, para poder obedecerle, servirle, amarle, respetarle y sobre todo ser humildes delante de él, queremos ser objeto de su Gozo no de su burla, ¿hasta cuándo entonces nos humillaremos delante de Él?

Shabbat Shalom

Mauricio Quintero