Shavuot es uno de los siete Festivales Bíblicos de los menos conocidos, a pesar de que es uno de los “Shalosh Regalim” – Tres Festivales de Peregrinación (Pesaj, Shavuot y Sucot). Fue en estos Jaggim, días festivos especiales, en los que los israelitas viajarían a Jerusalén para celebrar y traer sus ofrendas adicionales al Templo que eran los primeros frutos de la tierra en agradecimiento al Creador por toda Su provisión. Según nuestros sabios, es Hazman Matan Torateinu, el momento en que se entregó la Torá, los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí.

Estos tres festivales (Pesaj, Shavuot y Sucot) representan la unión, una relación de amor entre el Creador y su pueblo, Israel. Esta unión de amor comienza con Pesaj y representa el compromiso de Israel con el Creador. Es entonces cuando, según la tradición, leemos Shir haShirim, el Cantar de los Cantares, una historia de amor puro.

Shavuot representa al día de la boda, y las Tablas de los Diez Mandamientos representarían la entrega de una Ketuvá para Israel. La Ketuvá es un contrato matrimonial que describe lo que el novio está obligado a proporcionar a su novia con responsabilidad tanto económica como conyugal. Toda la comunidad de Israel reconoció ese día que “harían, y (escucharían) – obedecerían”. Este es un acuerdo de pacto en el que ambas partes, el Bore Olam e Israel acordaron cumplir sus promesas el uno al otro. ¿Estamos nosotros, el pueblo de Israel y el pueblo judío esparcidos por el mundo de hoy, cumpliendo nuestra palabra?

En Shavuot, como tradición, leemos el libro de Rut que habla del compromiso de ella con Boaz. Aquí Boaz rescató a su novia y la tomó bajo su protección. Ella no era una israelita de nacimiento, era una moabita, una enemiga jurada de Israel. Boaz representa a Israel y Rut tiene la función de incluir a los gentiles en su familia. Rut decidió dejar a su pueblo nativo, como Abraham hizo, y convertirse voluntariamente en parte de Israel. Fue bendecida al ser la bisabuela del rey David. Escuchamos las hermosas palabras que expresó Rut: “tu pueblo será mi pueblo, tu Dios mi Dios” que habla de la universalidad de este mensaje.

Terminamos con el desarrollo del Matrimonio en Sucot o la Fiesta de las Cabañas. Sucot es el último de los tres festivales, también es un tiempo de gran regocijo y es la única fiesta según Zacarías, que permanecerá después de la batalla final. Específicamente establece que todas las naciones celebrarán Sucot. El matrimonio entre Dios y Su pueblo ahora incluiría a todas las naciones.

Éxodo capítulo 19 vs 3 dice: “Y Moisés subió a Dios y el SEÑOR lo llamó desde la montaña, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob y dirás al pueblo de Israel”. ¿A quién va a hablar Moisés ¬- a la casa de Jacob o al pueblo de Israel?” ¿Cuál es la diferencia? ¿Son estas dos formas de decir una cosa? Por supuesto, nuestros sabios tienen muchas opiniones al respecto, pero nuevamente, si examinamos la universalidad del mensaje, fue para los descendientes de sangre de Abraham, Isaac y Jacob y ahora incluiría a todos los que se agregaron a nuestro pueblo, Israel. Vemos eso representado claramente con Josué, hijo de Nun de la tribu de Efraín y Caleb, hijo de Yefunneh, un kenezita que se convirtió en príncipe de la tribu de Judá. Estos fueron los únicos dos hombres de esa primera generación que salieron de Egipto para entrar en la Tierra Prometida. Sus corazones ardían por Tierra Santa. ¿El nuestro? Cuando pensamos en Israel hoy, ¿nos importa lo que está sucediendo en la tierra? ¿Lloramos cuando ellos lloran? ¿Nos regocijamos cuando ellos se regocijan?

Shavuot es un festival tan importante, pero muy pocas personas, incluso dentro del judaísmo, lo celebran. Es muy difícil para nosotros en la diáspora entender realmente que los festivales están tan conectados con la tierra y anhelamos volver algún día.

¿Cómo podemos explicar a Shavuot fuera de los límites de la religión, y dentro de las explicaciones brindadas por nuestro Rabino, (Ranebi) como “cambio de paradigma” en nuestros sistemas de creencias? Shavuot es la culminación de Pesaj, después de lo cual comenzamos a contar hasta el día 50 cuando vamos a tener una gran celebración. Imagínese, estar en Israel en el futuro, cuando todo el país esté unificado y celebrando juntos. En nuestra comunidad acá, es una verdadera Simjat Torá, el regocijo de la entrega de la Torá por la Mano de Dios a Moisés en el Monte Sinaí, aunque solo sea una idea rabínica. Imagínense ese día hace más de tres mil años “… hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte, y el sonido de un shofar tocando muy fuerte; y tembló toda la gente que estaba en el campamento”. (Éxodo 19:16)

El Creador del universo descendió a este plano para dar a la humanidad a Sus principios mediante los cuales toda la humanidad podría vivir verdaderamente unida en paz y armonía. Este fue un acontecimiento único en toda la historia de la humanidad … el mayor kumzitz de todos los tiempos. En ningún otro momento Dios se apareció a todo un pueblo que temblaba al oír su voz. Estos mandamientos no fueron dados exclusivamente para el pueblo judío, sino que fuimos formados como nación para ser emisarios para llevar estos principios al resto del mundo. Esto es lo que estamos celebrando en Shavuot. Sí, es un tiempo de acción de gracias por la cosecha, por las bendiciones que Dios derrama sobre el mundo … “Él llueve sobre justos e injustos“.

Lamentablemente, este país, como tantos en todo el mundo, ha eliminado cualquier mención de los Diez Mandamientos de nuestras escuelas, de nuestros lugares de reunión públicos, de nuestras oficinas gubernamentales, de nuestras instituciones y de nuestras lugares de reunión. El resultado de ignorar las diez palabras es el caos, aumento de la delincuencia, la corrupción, las enfermedades y la muerte. Es hora de traer de vuelta los Diez Mandamientos a nuestra sociedad en beneficio de todos los pueblos. Aprendamos de Shavuot que, al darnos Su Torá, el Creador sentó las bases para nuestras vidas y al ser obedientes a Sus principios, nos encaminamos hacia la libertad, la justicia y el honor y para vivir una vida sana y plena. Dios quiere que sepamos que cada día es un nuevo día en el que podemos elegir regresar a Él (eso es teshuvá) y comenzar nuestras vidas de nuevo, sin importar cuán jóvenes o viejos seamos. Como solía decir nuestro Ranebi, “Nuestro Dios es el Dios del comienzo de nuevo“.

Jag Shavuot Sameaj Peggy Pardo