Esta porción de la Torá, nos recuerda sobre nuestra humanidad, nuestros temores, nuestros deseos, nuestras aspiraciones, sueños, nuestra lucha interna y hacia nuestro entorno. Pero lo más hermoso de ella, es que nos enseña cómo superar nuestras adversidades y crecer para ser mejores personas, padres, hijos, hermanos y cómo podemos dejar legado hacia otras personas. 

Leí en un comentario del Rabino Avi Geller “las lecciones de supervivencia judía que aprendemos de aquí son relevantes hasta el día de hoy. El Talmud dice que cuando los Sabios tenían que encontrarse con oficiales Romanos, ellos repasaban primero esta parashá. Cuando Menajem Begin se convirtió en primer ministro y fue a su primera reunión oficial con el presidente Carter, él se reunió antes con los sabios de Torá de América. ¡Ellos le sugirieron que leyera la parashá de Vaishlaj!” Es decir, me pregunté a mi mismo, si esta porción es importante que la han leído nuestros líderes y sabios para enfrentar situaciones es porque realmente tiene tesoros de sabiduría para enfrentar problemas. Así que me propuse “escarbar” un poco para ver cómo me ayudaba a enfrentar desafíos de vida, y descubrí muchas cosas interesantes: 

  1. La primer fase que debemos solventar para avanzar en la vida es resolver asuntos pendientes que nos han marcado en nuestro pasado. Como humanos tendemos a ser como las avestruces que, ante un peligro, resolvemos los peligros metiendo la cabeza en un agujero que realmente nos deja expuestos el resto del cuerpo, sin divisar que no nos ocultamos, sino que nos “vendemos” la idea que estamos protegidos. Yaakov, salió de la tierra de Canaán sin resolver problemas, un problema que obvió durante 20 años bajo la “excusa” del trabajo (hoy en día le llamamos “workaholic”), bajo la “excusa” que la familia es lo más importante, dedicándose a engendrar hijos y ha multiplicar su descendencia, bajo la “excusa” que es peligroso retornar o que “tengo una buena vida”. ¿cuál es nuestra excusa para no encarar nuestra realidad? El primer paso de la Teshuvá es el reconocimiento de quiénes en realidad somos. 
  2. No podemos controlar cómo se comporta nuestro entorno, pero sí podemos controlar nuestras acciones. Dice el capítulo 32:5 “Yo viví con Labán”, viví” (garti גַּרְתִּי) contienen las mismas letrasque 613 (tarig תרי״ג), es como que dijera: “A pesar de que viví en la casa del malvado Labán, fui muy cuidadoso de observar las 613 mitzvot”.  En este caso, Labán a mi entender fue como un espejo en la vida de Yaakov, para que “viviera” en carne propia lo que significa “suplantar o ser engañado”, denotando sus cualidades negativas para ganar humildad. 
  3. Cuando Dios le dice que retorne a su casa, en el 32:8 dice: “Yaakov se asustó mucho, y se angustió”. Es normal que previo a enfrentar adversidades tengamos impresiones que nos provoquen estrés y angustia, es una emoción natural puesta en nosotros para protegernos, pero aprendo de Yaakov que uno debe de seguir su jornada a pesar de estar asustado y angustiado, ¡el pueblo judío no le es opción detenerse bajo esta excusa! Admiro del pueblo judío su capacidad de sobreponerse a sus miedos, ¿qué pueblo en la historia se ha levantado luego de ser casi exterminado? Y esto, no una vez, muchas veces desde tiempos antiguos: Grecia, Persia, Egipto, Roma, Babilonia, Asiria, Inquisición, Unión Soviética, Nazismo, etc. 
  4. Dios promete acompañar a Yaakov, sin embargo, esta confianza depositada en él no debe ser excusa para dejar de pensar, planificar, para organizar una estrategia, para pensar ¿qué pasa sí…? Me encantaba una frase de nuestro Rabino Percy que decía “Atrévete a pensar”. ¿cuáles fueron las estrategias de Yaakov? 
  • Saber hablar al corazón de la persona y no a su mente. Le habla a su hermano como señor (ladoni le Esav לַאדֹנִי לְעֵשָׂו en 8 oportunidades) en tono de reverencia, demostrando humildad y cambio de un hombre inmaduro a uno maduro. El respeto como decía el rabino Johnson es la base para una relación exitosa, especialmente en la familia. Nosotros hemos caído en la ideas que elevar a otros nos hace menos, o es dañino al prójimo, por ello es que elevamos a sus pertenencias “qué linda camisa, qué bella casa…” o a sus cualidades físicas “qué bien te ves, qué bellos ojos…” o a ciertas cualidades impersonales: “qué buen doctor eres, o buen trabajo…” pero pocos llegamos al nivel de hablar al corazón de otros: “quiero agradecerte porque eres mi apoyo, porque tienes esa sonrisa que alegra mi día, etc”. 
  • Humildad hacia el otro: Dice que Yaakov se postró 7 veces para llegar a su hermano e igualmente sus hijos. 
  • Saber a quién dar y cuándo dar. La expresión acá no es comprar, es agradar, es conocer los gustos de los otros y saber qué ofrecer. Esta estrategia ayudaba a ablandar el corazón de Esav, que debió ser muy duro al llamarlo Edom. Antes de presentarse envía regalos 32:6, 32:17-22.
  • Estar listos para luchar en caso de ser necesario, no buscamos la violencia como medio para alcanzar la paz, pero vemos que Yaakov dividió su campamento en dos, el primero le haría la guerra a Esav para dar oportunidad de vida a otra. Esta debe ser una opción. La opción “pon la mejilla cuando te golpeen no es una idea de la Tora”.
  • Rezar a Dios, la plegaria es el arma principal nuestra para salir adelante. El Rab Noaj Weingberg dice: “Sin asumir responsabilidad, podemos disfrazarnos de rectos y utilizar la plegaria como un escape a nuestras obligaciones. Esto contradice lo que Hashem quiere de nosotros.”
  • Enfrentarnos a nosotros mismos a solas. “Y Yaakov se quedó solo (levadó לְבַדּוֹ) y un hombre luchó contra él hasta el amanecer…” (32:25) la misma palabra dicha en Yesayahu 2:11 “Y Hashem fue elevado a solas (levadó)”. Para algunos no les es difícil vivir solitarios, pero ser solitario no implica “estar a solas”. Cuando uno se ve en un espejo y esta en contacto consigo mismo, busca dentro de sí, se desarrolla la capacidad de conexión con Dios, vivir una experiencia espiritual elevada, nos permite vernos como somos sin prejuicios externos. Grandes hombres vieron a Dios en su “levadó”: Moshé, Abraham, Itzak, Yosef, David, entre muchos más como Yeshúa que se fue “solo” al desierto para recibir revelación divina. Dentro de las muchas interpretaciones sobre quién era el hombre con quién pelea Yaakov, dice una de ellas que peleó contra su Yetzer Hará, su inclinación al mal, se enfrentó a sí mismo. De este momento cambia su nombre de suplantador a Israel. Israel puede tener muchas aplicaciones de visión: “ish ra’ah El , “un hombre que ve a Dios”; “pelear con Dios”; “Yashar- El que va recto a Dios”. 

Creo que Dios nos dio la capacidad de enfrentarnos, porque el principal obstáculo para crecer y avanzar se llama el “YO”, el “EGO”. Que el Eterno nos de la capacidad de enfrentar el pasado con sabiduría y crecer en esta vida, para que dejemos de ser suplantadores a ser personas bendecidas del Eterno. En esta porción inicia que Yaakov envió, pero al leer bien toda la porción uno entiende que Dios fue quién movió a Yaakov. 

¡Shabbat Shalom!

Mauricio Quintero